Si chupacirios se llama popularmente a los dóciles y obedientes miembros del rebaño de la Iglesia sacerdotal (por oposición a la Iglesia profética, en palabras de Rubén Dri), yo creo que fui, hasta los 11 o 12 años, algo así como un «chupamástil», es decir, un sumiso escolarizado, es decir, un «buen alumno». Al menos hasta las pequeñas rebeliones del secundario que son parte de otra historia. Recuerdo que hasta entonces, en la primaria, disfrutaba cantar «Alta en el cielo», el aria de la ópera Aurora que hace en la Argentina las veces de canto oficial a nuestra bandera albiceleste. Considerada la primera ópera nacional, Aurora fue, paradojas de la argentinidad oligárquica, escrita por encargo, en italiano, hacia el centenario de la patria, y solo después traducida a nuestro castellano tercermundista (algo rígido en el estrecho marco de dicha ópera). Hoy se me cruzaron los cables de la tantas veces machacada «águila guerrera» y de otros recuerdos escolares y barriales, con una anécdota de la vieja (reservorio histórico de la familia, cuando no) sobre una familia del arrabal de estos confines no tan felices. De la ciudad que, sin embargo, «te hace feliz», con esa felicidad que solo puede prometer un gobernante tilingo o un barbitúrico. Más o menos así es que salió este primer poema del 2018 hecho de a retazos, de a retazos como la historia, como la escuela, como las maestras de la infancia, como la patria misma, como el racismo nuestro, como Quintanita, como todos nosotros.
Quintanita aurora
Quintanita / pies sucios / porquerías /
espinitas de ceibo / barro de sol bajo las uñas.
La blanca escuela no te friega lo moreno.
No hay piedra tan gruesa
para ligar este pasado, para lijar estos cueritos.
Más que un guardapolvo yo te encargaría un traje de buzo,
algo que te embuta hasta las puntas de los dedos.
Y también una escafandra.
Quizás con unos zancos Quintanita,
no te digo que serías como el águila guerrera,
pero al menos te elevarías como el ganso,
a cinco centímetros del suelo.
Lo que sea que te tape esas morcillitas, Quintanita,
esos cinco dedos gruesos.
Quintanita, ay Quintanita,
¿cuántos son como los tuyos?
Ustedes vienen de a racimos,
cojen como maras / como aguará guazús / como conejos,
y llegan a la escuela amalonados,
ya los imagino boleando avestruces
desde la caja de la chata.
Si hasta parece un sulky esa chata, Quintanita,
levantando, inventando polvaredas de otro tiempo.
¿Acaso no riegan los guadales en tu cuadra?
¿Acaso no pasea por allí sus lentejuelas el progreso?
Los caballos, como las procesiones,
tienen que ir por dentro.
¿Con qué se cuidaban tus padres Quintanita?
¿Con una bombucha? ¿Con una media?
La escuela no da abasto, no se abasta para tantos Quintanitas.
Gobernar es ligarse las gambas o anudarse la pija, Quintanita,
no lo olvide nunca a Alberdi.
Tenga paciencia Quintanita,
que de escuela sólo le quedan como diecisiete lustros,
estimando la muerte y otras repitencias.
De qué se queja Quintanita,
si solo calienta el banco /
se aglotona el pan con mate cocido /
se pajea en el baño /
me babea los pupitres.
A ver si se avispa de una vez.
¡Diga truco Quintanita! ¡sienta envido!,
con la flor entre sus dedos ya no queda resto.
Se me cambian los chicos de banco Quintanita.
Las familias se me van a la otra escuela,
y no todos son tilingos.
Lo buen tipo, porque usted es un amor Quintanita,
no le quita lo malandra /
lo renegrido /
lo mugriento.
Como dijo la bisabuela cuando nació el tío:
-Va bene, ma´ salió medio negrito-
Yo muy bien / gracias / la casa donde siempre / bueno verte Quintanita.
Lindo día che / son todos ladrones / la vida es una lucha / la calle está llena de baches.
La familia de mil maravillas.
Todos sanos, todos flacos,
no como tus hermanitos,
gordos / enharinados / parasitosos / fofos,
tuberculosos / rubeólicos / y tísicos.
Todos sanos / uñas cortas / manos limpias,
manos largas de doctor,
manos largas,
de varón.
Todos bien gracias / Quintanita / usted siempre tan atento / tan amable.
Yo en cambio nunca me acuerdo de los suyos,
pero igual me los saluda.
Sólo recuerdo que tenían todos unos ojos…
unos lindos ojos verdes como cotorras / como higos / como esmeraldas truchas.
Lindos ojos Quintanita,
alta aurora,
punta de flecha,
es bandera,
sol nacida,
rostro imita.