Memento mori

Quise serlo todo

y me fui, como las plantas, en vicio.

La cabeza llena de ruido, 

los pies enrevesados.

Diletante, disperso, inacabado, 

la sombra de la espuma de la nada.

Y como nadie más lo hará, 

aquí otra tarea asumo

y a mí mismo me vindico.

 

Siempre odié a los buenos especialistas, 

a los contadores de una sola rúbrica, 

a los viajeros de alforja impar, 

a los de poco asunto

 y escueta batalla.

 

Prefiero entrar al mar siendo un mal curioso

que un versado en versos cortos.

Y al sumergirme abarco el agua

con los brazos en jarra, 

pero claro,

no logro apretarla. 

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